. Los viajes de Hector y Yolanda Los viajes de Hector y Yolanda: 26 de Septiembre de 2011-Tetuan-Gruta de Hércules-Asilah

lunes, 5 de marzo de 2012

26 de Septiembre de 2011-Tetuan-Gruta de Hércules-Asilah

Madrugamos bastante para coger el primer ferry de la mañana en Algeciras, donde dormimos, en dirección Tanger Med, un trayecto de una hora, y como estábamos en el horario de verano en Marruecos eran dos horas menos.

Situación geográfica de Marruecos.
En temporada baja no es necesario ni aconsejable coger el billete de ferry con antelación, pues los barcos van casi vacíos, te hacen ofertas y así coges el primer ferry que haya, sin tener que esperar o temer por perderlo. Por la misma razón coge sólo ida, así a la vuelta pillas el primer ferry disponible.


Camino a Tetuan.
Una hora más o menos de carretera y paramos en un parking al lado de la famosa medina de Tetuan, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que visitamos por libre, no sin antes ir a un cajero automático a sacar dirhams.

Pescadería de la Medina.
Una de las callejuelas en la medina de Tetuan.
Comprando dulces...
Mi familia frente a una mezquita.
Rodeada por una muralla traspasada por siete puertas, la medina de Tetuán es una de las más bonitas de Marruecos. Paseamos por su laberinto de callejuelas,  reminiscencia de la ocupación española, que también ha quedado plasmada en la arquitectura; regateamos en los zocos de todo tipo, aunque no visitamos ni el Museo Arqueológico ni el Museo Etnográfico, ambos con preciosos jardines…La blanca medina oculta valiosos tesoros.

Medina de Tetuan.
Mi familia frente a la Medina de Tetuan.
Poco más de una hora después estábamos aparcados frente a la Gruta de Hércules. Es un lugar muy frecuentado por los marroquíes y en él se puede visitar la Gruta por 10dh/persona (Cierra una hora antes del ocaso) y los acantilados de piedra calcárea salpicados de miles de oquedades producidas por la extracción de piedra para ruedas de molinos desde época fenicia.

Entrada a la Gruta de Hércules.
Descubiertas en 1878, es uno de los lugares más visitados del norte de Marruecos, a tan sólo 17 km al oeste de Tánger y a 5 km al sur de Cabo Espartel, en un marco natural incomparable rodeado de playas de gran belleza en el océano Atlántico.

Frente a la Gruta, al lado del mar.
Esta es una gruta, medio natural y medio artificial, ya que de una parte se ha originado por la simple erosión del viento y las olas del mar que penetran en ella cuando la marea sube, y de la otra, por la gente de la zona que de aquí extraían la roca para fabricar piedras de molino ya que es una roca calcárea de una gran dureza.

En interior de la Gruta repleto de souvenirs y artesanía.
Desde el interior de la caverna, se puede observar una impresionante abertura con vista al mar, cuya forma dicen recuerda el mapa de África invertido.
A nosotros nos recuerda la silueta de uno de los Simpson...
Se ha descubierto que hubo presencia humana en esta gruta hace aprox. unos 7000 años antes de J.C., y en 1930, sacaron a la luz, unas estatuillas de barro que evidencian la presencia neolítica en la zona.

Vistas del Atlántico desde las terrazas de los bares.
Según la leyenda, fue en esta gruta donde Hércules permaneció después de haber separado Europa de África, y en donde durmió a la espera de cumplir una de sus 12 tareas encomendadas: recoger las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides.

Costa del Atlántico a la altura de la Gruta de Hércules.
Alrededor de las grutas hay varios bares donde te puedes tomar un té a la menta, refresco, comer, etc...

Continuamos conduciendo unos minutos hacia el Norte hasta el aparcamiento del Faro del Cabo Espartel punto que delimita el extremo norte de África y donde podremos contemplar el Faro, comprar artesanía local o tomarnos algo en la terraza del bar allí situado.

Faro del Cabo Espartel.
Este cabo es especial porque en él se juntan las aguas del mar Mediterráneo y las del océano Atlántico.

Izan en la playa marroquí.
Seguidamente nos dirigimos de nuevo al Sur, a pocos metros de la Gruta de Hércules, para descansar, tomar el sol, los niños jugar un poco y darse un baño rápido (pues las corrientes y la temperatura del agua no invitaban a más) en una de las playas más atractivas y limpias del Norte de Marruecos.

Joel pasándoselo en grande.

También aprovechamos para que los peques subieran a un dromedario y se puede ver en sus caras que disfrutaron de lo lindo.

Dromedario rumiando.
Yolanda, Izan y Joel paseando con las Grutas de Hércules al fondo.
Toda la familia con el dromedario frente a la playa.
Estuvimos descansando hasta la hora de comer, pues como llegamos a puerto a las 7 de la mañana hora local, la mañana había cundido bastante.

Que rico...
Para comer elegimos uno de los muchos bares que hay en la Gruta, y además de patatas fritas para los peques nos pedimos un tajín de boquerones riquísimo y baratísimo.

Después de comer fuimos al que iba a ser nuestro destino por dos noches, Asilah, donde nos costó una media hora llegar. Es una ciudad de la costa atlántica del norte marroquí, a unos 46 km. al sur de Tánger. Situada en una llanura junto a una colina que bordea el mar,  Asilah, es una ciudad de artistas famosa por su blanca medina, sus murallas y su vida cultural muy animada.


Christina's House, Asilah.
Elegimos Christina's House (Rue Ibn Khatib 26 Bis. +212 (0) 677276463-móvil o +212 (0) 539417788 -casa) porque tenía muy buena pinta y creo que finalmente acertamos.
Se trata de una casa (tipo riad pero más pequeña y familiar) regentada por una mujer de Suecia con una decoración excelente. Tiene cocina para huéspedes que podemos utilizar y cervezas en la nevera (que has de pagar). 

Habitación triple, pues Joel dormía en la cuna de viaje.
Las habitaciones no tienen baño (alguna si), pero hay un baño cada dos habitaciones, así que tampoco es problema. Otra cosa a su favor es que es bastante económico y hay un "parking vigilado" muy cerca.
Lampara del hostal.

Está situada muy cerca del nuevo hamman, pero es mejor que preguntéis por allí cerca para encontrarla, tal y como hicimos nosotros una vez aparcados.

Pese a que nosotros estuvimos de maravilla y nos trataron estupendamente, mi amigo Sele, que fue poco después que yo a este alojamiento, no tiene tan buen recuerdo de él. Podéis leerlo junto a su relato de Asilah en el enlace de su nombre.

Antes de que anocheciera fuimos a dar una vuelta por la medina, a unos pocos minutos a pie del hostal.

No es por casualidad que la medina de Asilah haya obtenido el premio Agha Khan de arquitectura. Sus callejuelas restauradas y delimitadas por casas blancas con postigos verdes o azules son una verdadera maravilla. Tranquilidad, seguridad y limpieza (si, si, limpieza) son calificativos que tiene bien ganada.

Muralla de la medina de Asilah.
Asilah, perla del Atlántico, nos saluda callada, prisionera dentro de las murallas portuguesas que un día la cercaron. Ciudad de poetas y pintores, lleva a gala haber sido la cuna de Raissuli, héroe o villano según quien lo evoque. 

Anochece en Asilah.
Simplemente magnífico.
Azotada por el mar, Asilah es una acuarela al atardecer, cuando se reúnen sus gentes a despedir el día desde el mirador fortificado, con la promesa de que un radiante amanecer les anunciará el nuevo día. Es algo que has de hacer aquí, ver como se esconde o como sale el sol cada día.

Murallas oceánicas de Asilah.
Asilah acoge con gran amabilidad y entusiasmo al turismo que se pierde en sus calles entre los puestos de spuvenirs y los pequeños talleres artesanos, y en su pequeña kasbah y que sabe disfrutar del buen marisco y pescado fresco a muy buenos precios. 

Aunque es un pueblo pequeño, su historia ha sido muy agitada y desproporcionada para el tamaño de la ciudad. Su medina, fácilmente manejable para los turistas, está extremadamente limpia y cuidada, se encuentra rodeada de murallas flanqueadas por palmeras. Es una de las medinas más atractivas del país.

Tranquilidad en Asilah.
Pasear por sus calles pintadas de blanco, azul índigo y verde esmeralda es una sensación que hay que vivirla y es en eso, y en las murallas que hay junto al mar lo que nos recuerda a Essaouira (ciudad que visitamos en una escapada a Marrakech en Marzo de 2008), de hecho, ambas fueron fortificaciones portuguesas y eso se nota.

Murallas de la medina.
La ciudad vieja hispana morisca está rodeada de murallas que fueron construidas por Alfonso V de Portugal en el siglo XV, de las que parte dan sobre las rocas suspendidas sobre el mar. En la zona del mar quedan antiguos cañones.

Muralla de la zona marítima.
Tres puertas monumentales y una entrada más discreta permiten penetrar en la medina.

Yolanda, Izan y Joel junto a la Bab Homar.
Bab Homar o puerta Tierra abierta, bajo una torre tiene un escudo de armas del rey de Portugal, donde se pueden ver los cañones portugueses que identificaban a sus reyes.

La puerta del mar llamada también Bab el Bahar, junto al la torre cuadrada portuguesa que domina toda la ciudad, se sitúa, el la plaza de Sidi Ali ben Hamdush, cuyo interior se dedica a exposiciones.

Puerta Bab el Bahar junto a la torre Al Kamra.
En la plaza de Ibn Khaldoun se alza la torre Al Kamra, un torreón portugués del siglo XV.

Yolanda, Izan y Joel en la medina de Asilah.
La medina está formada por casas blancas muy limpias y silenciosas con pinturas murales muy coloristas, el  alumbrado público es original "la linterna de Asilah" las casas se están rehabilitando con bonito diseño neoarabe. El enlosado de las calles es obra de artistas locales. 

Destaca junto al mar, el cementerio musulmán y el mausoleo de Sidi Ahmed El Mansur, saadi que reconquisto la ciudad tras la batalla de los tres reyes, con tumbas de cerámica multicolor.

Puerta de Kasba.
En la calle alcazaba está, desde 1988, el centro Hasan II de encuentros internacionales lugar de conferencias exposiciones y otras manifestaciones. En esta calle quedan restos de acuartelamientos Españoles la Yamaa Kebira y termina en la puerta de Kasba rodeada de jardines.

Escuela Sidi Mohamed Ali Marzok junto a la medersa.
Dentro de la medina hay algunos edificios de la época del protectorado como las escuelas de Sidi Mohamed Ali Marzok, y junto a esta, la medersa coránica, obras de Larrucea de los años 1929-30.

Entre la medersa y la escuela Sidi.
Auténtica joya de la arquitectura hispana morisca es la ciudad vieja de Asilah, que sigue siendo una escala cultural con encanto.

Lugareña.
El silencio y la quietud reinan la ciudad mientras que por sus calles pasean mujeres con grandes cestos en la cabeza, hombres con pollos vivos y algunas mujeres luciendo unos grandes sombreros de paja.

Por cierto, el idioma no es problema ya que Asilah fue española hasta el año 1956, por lo que te será muy fácil comunicarte en español, y eso puede ser una ventaja. Para cenar en alguno de las terrazas que hay junto a la muralla sólo te hacen falta unos 100 dirhams para un menú de tres personas (y un niño de menos de 2 años), eso como mucho, porque hay lugares más económicos.

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