Los 24 km. de longitud de la península de Otago ofrecen gran cantidad de lugares de interés, entre ellos una inusual vida salvaje, jardines boscosos y espectaculares escenarios costeros. Al final de la península esta el Tairoa Head (cabo de Tairoa), hogar de la única colonia de albatros reales del mundo. Allí mismo hay unos acantilados espectaculares donde anidan muchos de ellos. Cerca de allí esta el Pengüin Place (ver pingüinos de ojos amarillos---70$nz 2 personas), donde cogimos un coche de ocho ruedas con tracción total que nos llevó a ver la península desde su punto más alto; a ver a las focas (estaban a unos 2 m.) en su hábitat natural, las cuales tienen cuatro patas para poder escalar por las rocas y correr más, lo que las diferencia de las focas que hay en el resto del mundo; y también vimos pingüinos de ojos amarillos, una de las especies más extrañas del mundo y que sólo viven en la península de Otago y en otras zonas aisladas del sur de NZ.
De la península de Otago nos dirigimos a Dunedin, donde visitamos la Dunedin Railway Station,
un hermoso edificio histórico construido en estilo renacentista flamenco en 1906, donde destacan las vidrieras que muestran unas locomotoras acercándose con las luces encendidas y los suelos de mosaico con más de 725.000 piezas de porcelana que forman imágenes de locomotoras de vapor, material y logotipo de la NZ Railwaiys.
Después de comer en las afueras de Dunedin, fuimos a explorar las Catlins, la costa sureste de NZ, donde todavía unos 60 km. de carretera siguen sin asfaltar. Lo primero que visitamos es Nugget Point, un cabo con vistas a pináculos ondulados (grandes rocas) en el mar, donde se alza un faro de 1869. La zona acoge colonias de focas, leones marinos, alcatraces pingüinos…
Antes de dormir nos dio tiempo de ver las cascadas de Pura Kaunui, aunque para acceder a ellas fue necesario un paseo de 10 min. a través de un bosque de hayas y otros árboles de hoja ancha. Esa noche el camping nos costó 14$.
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