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El último día pasamos la mañana en Cascais y Estoril, donde paseamos por sus calles, y por el paseo de 3 km que une a ambas poblaciones. El billete de tren cuesta 3,10€ ida y vuelta y sale desde Cais de Sodré.
De camino hasta la estación, ya que venía de paso, vimos la estación de Rossio, muy próxima a la plaza del mismo nombre, de estilo neomanuelino con sugerencias árabes.
Unos minutes después, pasamos por el ayuntamiento de Lisboa. Construido entre 1865 y 1880, según proyecto del arquitecto Domingues Parente da Silva, en el mismo lugar que ocupaba el anterior palacio, edificado durante la
reconstrucción pombalina y destruido por un incendio el 19 de noviembre de 1863.En este edificio se proclamó la República de Portugal, el 5 de octubre de 1910, después de consumado el regicidio de Carlos I en 1908.
La Costa de Estoril es un lugar de visita obligada. Romántica, cosmopolita, llena de animación y con un carácter único, es la mejor forma en que la región de Lisboa se presenta al mar. Considerada por muchos la Riviera Portuguesa, el conjunto de Estoril y Cascais está repleto de glamour y carisma. La gran diversidad de su oferta, llena de atractivos y experiencias, en un espacio reducido y con una situación excepcional en términos de naturaleza, cultura y patrimonio, se extiende por toda esta maravillosa costa.
Pero los atractivos de esta región no sólo residen en el mar y en su extraordinario litoral. El patrimonio histórico, donde se realza la deliciosa y pintoresca villa de Cascais, es uno de los grandes motivos de interés de la zona, revelando importantes obras arquitectónicas y artísticas.
Cascais es una pequeña ciudad portuguesa de poco más de 33.000 hab. Paseándonos por el centro de la villa nos encontraremos las tiendas artesanas y
bellos parques y jardines. Llegamos al Ayuntamiento (Edificio dos Antigos Paços do Concelho) es un edificio pombalino, clasificado como de interés público. Destaca su fachada a la plaza. Tiene un reloj y campanario que datan de 1876.
Estoril: En sus orígenes la población de Estoril apenas era conocida por las fortalezas situadas en la línea de costa que aseguraban la defensa
de Lisboa. Es a partir de 1930 cuando la población comienza a ser mundialmente conocida como destino turístico y por ser el lugar escogido para el exilio de muchos monarcas europeos. Hoy en día cuenta con todas las infraestructuras necesarias de un gran centro de veraneo, hermosas playas, excelentes hoteles, uno de los casinos más grandes de Europa, diferentes campos de golf, pista de automovilismo, etc. Convirtiéndose en un verdadero centro cosmopolita de gran animación nocturna sobre todo en la época estival.
Una vez en Lisboa, pasamos por el Café A brasileira: Tras salir del metro en la estación de Baixa Chiado (lineas azul y verde) nos encontramos en el
Largo do Chiado y a nuestras espalda encontramos la terraza de un café desde cuya terraza observa el paso de los tranvías de la línea 28 la estatua en hierro del poeta Pessoa. Entrar dentro de este café es retroceder en el tiempo a los finales
del siglo XIX o principios del XX. La cafetería tiene un largo mostrador de madera con dos barras doradas, mesas de mármol y patas de hierro forjado, un antiguo reloj muy parecido al de las antiguas estaciones de ferrocarril dando las horas, cuadros en las paredes, lamparas con cristalería tipo tiffany's... El café es excelente y una pastelería deliciosa con unos precios más que correctos.
Para comer, ese día tocaba el plato nacional, el bacalao, servido de varias formas: a ras, cocido y arroz con marisco.
El resto del día lo usamos para seguir disfrutando de esta fantástica ciudad...
De camino hasta la estación, ya que venía de paso, vimos la estación de Rossio, muy próxima a la plaza del mismo nombre, de estilo neomanuelino con sugerencias árabes.
Unos minutes después, pasamos por el ayuntamiento de Lisboa. Construido entre 1865 y 1880, según proyecto del arquitecto Domingues Parente da Silva, en el mismo lugar que ocupaba el anterior palacio, edificado durante la
reconstrucción pombalina y destruido por un incendio el 19 de noviembre de 1863.En este edificio se proclamó la República de Portugal, el 5 de octubre de 1910, después de consumado el regicidio de Carlos I en 1908.
La Costa de Estoril es un lugar de visita obligada. Romántica, cosmopolita, llena de animación y con un carácter único, es la mejor forma en que la región de Lisboa se presenta al mar. Considerada por muchos la Riviera Portuguesa, el conjunto de Estoril y Cascais está repleto de glamour y carisma. La gran diversidad de su oferta, llena de atractivos y experiencias, en un espacio reducido y con una situación excepcional en términos de naturaleza, cultura y patrimonio, se extiende por toda esta maravillosa costa.
Pero los atractivos de esta región no sólo residen en el mar y en su extraordinario litoral. El patrimonio histórico, donde se realza la deliciosa y pintoresca villa de Cascais, es uno de los grandes motivos de interés de la zona, revelando importantes obras arquitectónicas y artísticas.
Cascais es una pequeña ciudad portuguesa de poco más de 33.000 hab. Paseándonos por el centro de la villa nos encontraremos las tiendas artesanas y
bellos parques y jardines. Llegamos al Ayuntamiento (Edificio dos Antigos Paços do Concelho) es un edificio pombalino, clasificado como de interés público. Destaca su fachada a la plaza. Tiene un reloj y campanario que datan de 1876.
Estoril: En sus orígenes la población de Estoril apenas era conocida por las fortalezas situadas en la línea de costa que aseguraban la defensa
de Lisboa. Es a partir de 1930 cuando la población comienza a ser mundialmente conocida como destino turístico y por ser el lugar escogido para el exilio de muchos monarcas europeos. Hoy en día cuenta con todas las infraestructuras necesarias de un gran centro de veraneo, hermosas playas, excelentes hoteles, uno de los casinos más grandes de Europa, diferentes campos de golf, pista de automovilismo, etc. Convirtiéndose en un verdadero centro cosmopolita de gran animación nocturna sobre todo en la época estival.
Una vez en Lisboa, pasamos por el Café A brasileira: Tras salir del metro en la estación de Baixa Chiado (lineas azul y verde) nos encontramos en el
Largo do Chiado y a nuestras espalda encontramos la terraza de un café desde cuya terraza observa el paso de los tranvías de la línea 28 la estatua en hierro del poeta Pessoa. Entrar dentro de este café es retroceder en el tiempo a los finales
del siglo XIX o principios del XX. La cafetería tiene un largo mostrador de madera con dos barras doradas, mesas de mármol y patas de hierro forjado, un antiguo reloj muy parecido al de las antiguas estaciones de ferrocarril dando las horas, cuadros en las paredes, lamparas con cristalería tipo tiffany's... El café es excelente y una pastelería deliciosa con unos precios más que correctos.
Para comer, ese día tocaba el plato nacional, el bacalao, servido de varias formas: a ras, cocido y arroz con marisco.
El resto del día lo usamos para seguir disfrutando de esta fantástica ciudad...
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