Llegamos a Budapest, capital de Hungría, por carretera sobre las 12 del mediodía. La capital húngara se sitúa en el centro del país, atravesada por el Danubio. A ambos lados del río, Budapest se desdobla en Buda, la fortaleza; y Pest, la ciudad popular. El centro histórico y el Danubio han sido declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
La mejor forma de desplazarse por Budapest es en metro, aunque también hay autobuses y tranvías que llegan a todos los barrios. La línea 2 de tranvía recorre los puntos turísticos más interesantes en apenas veinte minutos.
Si vas a pasar varios días te recomiendo la Tarjeta Budapest Card. Este abono turístico permite entrar gratis a algunos museos y lugares de interés, así como viajar ilimitadamente en transporte público y obtener descuentos en centros termales y restaurantes . Se adquiere en las oficinas de turismo de la ciudad. Nosotros no la usamos, ya que teníamos la visita a la ciudad el día siguiente.
Tras dejar las maletas en el hotel y comer, nos dirigimos hacia el Hotel Gellért, un elegante edificio de estilo art nouveau, que posee uno de los numerosos balnearios que hay en Hungría, y es que este es el segundo país de Europa –tras Islandia– en número de fuentes termales. Por el subsuelo de Budapest corren un centenar de manantiales de aguas curativas, que ya aprovecharon los romanos y los otomanos cuando dominaron la ciudad. Muchos de estos balnearios sobresalen por su arquitectura y decoración, con cúpulas de cobre y mosaicos.
Entramos a disfrutar de estos Baños Gellért y tras zambullirnos en sus aguas y relajarnos durante más de dos horas, nos fijamos en el suelo de mosaicos de la piscina y en su techo acristalado. La piscina exterior
también merece la pena, con su elegante diseño postmoderno que contrasta con el voluminoso edificio art noveau acabado en 1918. La primera foto de la izquierda pertenece a la fachada de este hotel.
Justo en frente de este hotel-balneario, está la Colina Gellért o Gellért-hegy. Merece la pena subir los 235 metros que tiene, pues su ubicación frente al Danubio y entre los puentes de Isabel y de la Libertad, es perfecta para una panorámica de Budapest. Coronando la colina está la
Ciudadela, una fortaleza de piedra blanca de 1848 que hoy es un restaurante. La cumbre de la colina tiene el Monumento a la Libertad, una impresionante estatua de una mujer que sujeta en lo alto una rama de palma que fue erigida por los rusos en 1947. En su origen era un soldado soviético con una bandera roja, pero la sustituyeron prudentemente tras el colapso del comunismo.
Las fotos 2,3,4,5 y 6, están todas hechas desde la colina por mi compañero de trabajo el Marciano. El vídeo que os pongo a continuación lo grabamos nosotros en 2003 desde este mismo lugar:
Después de cenar, contratamos un crucero por el Danubio, a las 21:00, cuando ya había anochecido, pues la iluminación de la ciudad es espectacular y desde el río todavía mejor. Es altamente aconsejable. Podéis haceros una idea si veis este vídeo:
Los monumentos más emblemáticos de Budapest, que se encuentran a orillas del río, son los que disfrutarás en este crucero. En la orilla de Buda verás el Palacio de Buda, el Bastión De los Pescadores entre otros y en la orilla de Pest se divisa el Parlamento. También cruzarás los famosos puentes que unen Buda y Pest, de los que hablaré en el siguiente párrafo. Hasta el siglo XIX Buda y Pest eran dos ciudades distintas, que habían compartido el turbulento destino de Hungría, sometida durante varios siglos a la soberanía otomana. Fue la construcción de los puentes (9 en total) la que dio paso a la actual Budapest, con la definitiva unión de Buda y Pest. De modo que hoy podemos afirmar que el Danubio une a estas dos ciudades formando sólo una.
El mapa de Budapest de la imagen es de esta web.
Los puentes más famosos de la ciudad son:
-El Puente de las Cadenas: Comenzó a construirse en 1839 y se terminó 10 años después. Fue el primer puente fijo que conectó Buda y Pest. los cables de este puente de 380 metros de longitud, están suspendidos en la cumbre de dos arcos de triunfo y fijados a dos pilares subterráneos. Son muy populares los leones de granito que descansan a ambos extremos del puente. Los arcos se ensancharon 1 metro cuando se reconstruyó el puente tras haber sido volado por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. De noche el puente posee una iluminación preciosa, como toda la ribera del Danubio. Hoy es un símbolo de la ciudad. Las fotografías de este puente son de esta web, donde encontrarás además de estas, otras instantáneas de los demás puentes de Budapest.
-El Puente Isabel: Su construcción tomó seis años (de 1897 a 1903) y tiene una longitud de 379 metros. Fue el mayor puente colgante del mundo hasta 1926. También ha sido reconstruido tras su destrucción en la Segunda Guerra Mundial.
-El Puente de la Libertad: Este puente de 365 metros de longitud se abrió a la circulación en 1896, sólo dos años antes de que empezara a construirse. El ajuste transversal que amarra los pilares tiene puertas ornamentales. En sus topes pueden verse la aves míticas Turul, en medio de ellos el Gran Escudo Húngaro. La foto del puente es de la web mencionada anteriormente, en la que también hay fotos de estos puentes antes de su reconstrucción y mientras los estaban reconstruyendo.
Aunque no nos dio tiempo de visitar, también voy a contaros algo del Palacio del Castillo de Buda o Budavári Palota, construido en la segunda mitad del siglo XIII, arrasado en la Segunda Guerra Mundial y reconstruido en estilo barroco más tarde.
El cuerpo principal del edificio, dos veces mayor que los laterales, y coronado por una cúpula, alberga el Museo Nacional, que acoge una colección de pintura y escultura húngara. El ala oeste alberga la Biblioteca Nacional Széchenyi con una colección de 2 millones de libros y un mayor número de manuscritos.
El edificio también da cobijo al Museo de Historia de Budapest donde se pueden contemplar los 2.000 años de historia de la ciudad.
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