Pasadas las 14:00 del Lunes 28 de Junio de 2010 salimos desde Almazora, Castellón (comimos en casa de mi madre) mi mujer Yolanda, mis dos hijos (Izan de 4 años y Joel de 3 meses) y mi hermana en coche en dirección a Ávila, donde llegamos a eso de las 20:00.
Con unos 50.000 habitantes, Ávila es una de las pequeñas capitales de provincia de España, la más sureña de las ciudades de la comunidad de Castilla y León.
Declarada por la UNESCO como una de las urbes Patrimonio de la Humanidad (1985), Ávila es famosa por su magnífico recinto amurallado, conservado desde el medioevo, y también por ser cuna de Santa Teresa de Jesús. Murallas, casas, palacios, templos, conventos configuran el rico patrimonio artístico de la ciudad, fruto de un enriquecedor pasado histórico protagonizado por las culturas que en ella convivieron. Historia, arte, mística, tradiciones, gastronomía, naturaleza se aúnan para ofrecernos una enriquecedora estancia.
En Ávila, como en muchas de las ciudades medievales españolas, convivieron judíos, mudéjares y cristianos. Todos ellos dejaron su huella y forman parte de nuestro legado cultural.
La ciudad se halla a más de 1.100 metros de altitud sobre el nivel del mar –la más elevada de las capitales españolas- por eso deberéis ir provistos de ropa adecuada.
Nuestro alojamiento fue en un hotel, más concretamente en el Hostal San Juan ( Tel. 920251475), un lugar altamente recomendable tanto por su ubicación en Comuneros de Castilla, número 3 (al lado del Ayuntamiento ), como por el tamaño de las habitaciones (con baño, Tv y calefacción) y por su puesto por el precio (26 € cada habitación, una doble y una triple).
Una vez dejamos las maletas en la habitación y acabados de cenar, nos dirigimos hasta el crucero de los Cuatro Postes, allí donde Santa Teresa, siempre presente en la ciudad desde el s. XVI, se quitó el polvo de las zapatillas, despidiéndose de Ávila. Es ahí donde se obtiene la mejor vista de las murallas, tras dejar la ciudad por el puente sobre el Adaja y dirigirse unos centenares de metros, en dirección a Salamanca.
Con unos 50.000 habitantes, Ávila es una de las pequeñas capitales de provincia de España, la más sureña de las ciudades de la comunidad de Castilla y León.
Declarada por la UNESCO como una de las urbes Patrimonio de la Humanidad (1985), Ávila es famosa por su magnífico recinto amurallado, conservado desde el medioevo, y también por ser cuna de Santa Teresa de Jesús. Murallas, casas, palacios, templos, conventos configuran el rico patrimonio artístico de la ciudad, fruto de un enriquecedor pasado histórico protagonizado por las culturas que en ella convivieron. Historia, arte, mística, tradiciones, gastronomía, naturaleza se aúnan para ofrecernos una enriquecedora estancia.
En Ávila, como en muchas de las ciudades medievales españolas, convivieron judíos, mudéjares y cristianos. Todos ellos dejaron su huella y forman parte de nuestro legado cultural.
La ciudad se halla a más de 1.100 metros de altitud sobre el nivel del mar –la más elevada de las capitales españolas- por eso deberéis ir provistos de ropa adecuada.
Nuestro alojamiento fue en un hotel, más concretamente en el Hostal San Juan ( Tel. 920251475), un lugar altamente recomendable tanto por su ubicación en Comuneros de Castilla, número 3 (al lado del Ayuntamiento ), como por el tamaño de las habitaciones (con baño, Tv y calefacción) y por su puesto por el precio (26 € cada habitación, una doble y una triple).
Una vez dejamos las maletas en la habitación y acabados de cenar, nos dirigimos hasta el crucero de los Cuatro Postes, allí donde Santa Teresa, siempre presente en la ciudad desde el s. XVI, se quitó el polvo de las zapatillas, despidiéndose de Ávila. Es ahí donde se obtiene la mejor vista de las murallas, tras dejar la ciudad por el puente sobre el Adaja y dirigirse unos centenares de metros, en dirección a Salamanca.
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