Después de despertarnos, asearnos y desayunar cogimos el coche para recorrer los 25 kilómetros que separan Requena de Venta del Moro.
El pueblo de
Venta del Moro está situado al oeste de la provincia de Valencia, cerca de Requena y en las proximidades de las Hoces del Cabriel. Su localización lo hace muy atractivo para los amantes de la naturaleza que encuentran en sus alrededores increíbles parajes en los que poder realizar deportes como senderismo, escalada, rafting, kayak, etc.
Y ese es nuestro caso, hoy, gracias a
AvenSport, íbamos a practicar multiaventura o multiactividad, algo que apasiona a mis hijos, y es que viajar con niños tiene estas cosas, hay que dedicar parte del viaje a satisfacer sus "necesidades" de ocio. ¿Por qué elegimos AvenSport? Fácil, porque es la empresa pionera en deportes de aventura o turismo activo en la Comunidad Valenciana, con más de 20 años de experiencia.
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Aquí practicamos la multiaventura con AvenSport. |
Una vez en la sede de la empresa, en la Calle San Juan de Venta del Moro, nuestro guía nos llevó a unos 4 kilómetros de la localidad, en lo que iba a ser un puente para la vía ferroviaria que por culpa de la crisis se quedó a medias, y es que ahí es donde se hace la actividad, en plena naturaleza, y no en un parque de aventuras como pasa con la mayoría de empresas que se dedican a esto.
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Izan escalando el rocódromo. |
Izan y Joel estaban emocionados e impacientes por empezar, y eso se notaba mientras les colocaban los arneses de seguridad y los cascos, y es que ante todo, esto es, además de una actividad super divertida, segura, si no carecería de sentido practicarla con niños.
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Joel en lo más alto del rocódromo. |
La multiactividad empezó con
escalada en rocódromo, primero fue Izan el que llegó a lo más alto, pero no os creáis que fue el único, Joel, de casi 4 años, también llegó arriba ante el asombro de nuestro guía, que no paraba de flipar con él...ja, ja, ja...luego nos llegó el turno a los adultos.
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Joel y su guía en los puentes tibetanos. |
Una vez finalizamos todos la escalada tocaba pasar por los
puentes mono o
puentes tibetanos. Como la escalada la había empezado Izan, ahora le tocaba empezar a Joel, y debido a su corta edad, los pasó en brazos del monitor, muy atento y pendiente de los niños en todo momento. Pese a ir con él guía, Joel llevaba el arnés de seguridad y los mosquetones como si fuera sólo.
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Joel descendiendo con la tirolina. |
Tras pasar los puentes tibetanos venía el turno de la
tirolina, y Joel no se lo pensó dos veces para saltar y disfrutar del descenso.
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Izan en los puentes tibetanos. |
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Izan en la tirolina. |
Después de Joel vino el turno de Izan, primero en los puentes tibetanos y al finalizarlos en la tirolina. Los niños estaban pasándoselo en grande y, sin saberlo, disfrutando de la naturaleza.
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Yolanda en la tirolina. |
Una vez más, después de los niños nos tocó el turno a los padres, y es que nosotros también tenemos derecho a pasárnoslo bien, por qué no.
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Izan ascendiendo la vía ferrata. |
Después de esto, Izan y yo hicimos un tramo de la
vía ferrata que hay en este puente, de nuevo pasamos parte de los puentes tibetanos y volvimos a descender en tirolina.
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Izan con el arco. |
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Yolanda ayudando a Joel con el arco. |
Por último llegaba la actividad que más les apetecía a los niños, el
tiro con arco, a Izan porque le gusta mucho y a Joel porque sería la primera vez que tendría la experiencia de emular a Guillermo Tell o Robin Hood.
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Objetivo: el círculo amarillo. |
Así pues, una vez explicada la técnica para tirar y la seguridad para que nadie resulte herido (no lanzar flechas si hay alguien delante y no situarse delante del arco mientras queden flechas), empezamos por turnos de dos a lanzar flechas en la diana.
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Tiro con arco con AvenSport. |
Estuvimos practicando hasta agotarnos, bueno no, que los niños nunca se cansan si se lo están pasando bien, pero como empezaban a tener hambre pudimos hacer que terminaran después de varias rondas.
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Restaurante El Yantar, Venta del Moro. |
Así pues volvimos a Venta del Moro y fuimos al
Restaurante El Yantar, que poco antes se llamaba Ventamorino, donde teníamos una reserva para comer, pues navegando en internet vimos que tenía muy buenas críticas en varios portales distintos.
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Interior del Restaurante El Yantar. |
Como nos ocurrió el día anterior en el Restaurante Los Cubilos de Requena, calificaría este Restaurante como visita imprescindible si viajas por la zona, porque se come de vicio, realmente bueno, sería imperdonable no venir a probar sus platos. De hecho, el dueño de nuestro alojamiento, cuando le dijimos que comeríamos aquí nos dijo que era una gran elección, que se comía muy bien y a muy buen precio.
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La familia al completo disfrutando de la comida. |
La idea volvía a ser probar cuantos más platos mejor, así que en vez de decantarnos por un menú compuesto por ensalada de cortesía, de primer plato, segundo plato (ambos a elegir entre un montón de posibilidades), postre y bebida, elegimos que nos sacaran varios platos más pequeños.
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Restaurante El Yantar, Ensalada. |
Empezamos, como es lógico, por una pequeña
Ensalada de degustación para ir abriendo boca.
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Fideua del Restaurante El Yantar. |
Empezamos pidiendo pequeñas raciones de los primeros platos. Izan se pidió una
Fideua para el solo, pero tanto su hermano como su madre y yo la probamos.
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Patatas en Caldo con Setas y Bacalao. |
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Arroz de Matanza. |
Luego llegaron dos de los platos que más nos gustaron,
Patatas en Caldo con Setas y Bacalao; y realmente delicioso, el
Arroz de Matanza (se me está haciendo la boca agua al escribirlo sólo con recordarlo) simplemente espectacular, empezó Yolanda a comerlo y no quería pasarme el plato...ja, ja, ja...
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Gazpacho Manchego. |
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Alcachofas y Habitas con Longanizas. |
Luego nos sacaron un rico
Gazpacho Manchego;
y
Alcachofas y Habitas con Longanizas. Como veis hambre no pasamos...je, je, je... y con eso pasamos a hacer una cata de los segundos platos.
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Caldereta de Jabalí. |
El primero de los segundos platos que probamos fue la
Caldereta de Jabalí, una carne muy sabrosa y con mucha fuerza que nos gustó mucho.
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Costillas al Vino con Frutos Secos. |
Llegó uno de los platos que más nos gustó a Yolanda y a mi, las
Costillas al Vino con Frutos Secos, mmmmmm que buenas que estaban, uno de esos platos que no se olvidan.
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Berenjena Rellena. |
Ahora le tocaba el turno a la
Berenjena Rellena, sin exagerar lo más mínimo, la más buena que he probado en la vida, sencillamente genial.
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Solomillo con Cebolla Caramelizada. |
Por último probamos el
Solomillo con Cebolla Caramelizada, un plato que pese a que estaba muy rico, no llegaba al nivel de algunos de los mejores.
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La carta del Restaurante El Yantar. |
A nuestro entender, los mejores platos que probamos (y cuando decimos mejores nos referimos a platos exquisitos, realmente buenos) fueron: el
Arroz de Matanza, las
Costillas al Vino con Frutos Secos y las
Berenjenas Rellenas. A esos tres le siguen el
Gazpacho Manchego y la
Caldereta de Jabalí y después todos los demás, aunque ya sabéis que para gustos colores.
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Esfera de Chocolate Rellena de Helado de Leche Merengada y Crema de Café, |
Después de los primeros y segundos platos vino el postre y pedimos dos diferentes, una
Esfera de Chocolate Rellena de Helado de Leche Merengada y Crema de Café, que para mi que soy amante de los helados me pareció excelente, y una de las tartas de queso más ricas que habíamos probado hasta el momento, una
Tarta de Queso con Maracuyá y Mango...que hambre me está entrando.
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Tarta de Queso con Maracuyá y Mango |
En resumen, acertamos y mucho eligiendo este restaurante para comer, no sólo por sus excelentes platos, también por el trato recibido por su dueño, muy atento con nosotros y los demás comensales. Se notaba la pasión que ponía en su trabajo, que disfruta con lo que hace, y eso repercute en la calidad de la comida. Cuando le preguntábamos el nombre de los platos o de que estaba hecho alguno de ellos nos contestaba con un entusiasmo que hacía ver el amor por la cocina que tiene, y eso se refleja en sus platos.
Tras la comida, volvimos a
Casa Lucía para recoger el equipaje y despedirnos de nuestros anfitriones, aunque todavía nos faltaba una última visita en Requena, otra de las imprescindibles.
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Plaza del Albornoz, Cuevas de la Villa, Requena. |
Así que volvimos a dirigir nuestros pasos hacia la cercana Plaza del Albornoz, donde se encuentran las
Cuevas de la Villa (31).
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Izan en las Cuevas de la Villa. |
De recorrido impresionante, transportan al visitante a la edad de la que datan. Estas cuevas que cubren el subsuelo de la Villa son de toba caliza y tenían varios fines: fueron utilizadas como silos o almacenes de trigo, como bodegas de elaboración y conservación de vino y como refugio en las diferentes épocas de guerra.
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Cuevas de la Villa, Requena. |
En ellas podemos apreciar tinajas de grandes dimensiones que datan de diferentes siglos a partir del s. XII. También se observan las escaleras que subían a las casas, los respiraderos de las cuevas, así como el Osario perteneciente a la Iglesia del Salvador.
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Tinajas de las Cuevas de la Villa. |
Las tinajas que tenían el boca ancha eran para el aceite y el agua. Las de boca estrecha para el vino y aun mas estrechas para el pan.
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Yolanda y Joel en las Cuevas de la Villa, Requena. |
Debido a sus edificios e iglesias de gran importancia cultural y patrimonial, el Barrio de La Villa de Requena fue declarado en 1966 Conjunto Histórico-Artístico Nacional.
Después de eso volvimos a casa, tocaba descansar después de un intenso fin de semana.
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