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lunes, 30 de noviembre de 2015

Bolonia, Italia. 13 de Julio 2015-Parte 1

Bologna, Bologna en italiano, capital de la región Emilia-Romaña, está situada en el centro-norte de Italia, y como muchas otras, es una de esas ciudades que merecen ser visitadas con calma, disfrutando de cada rincón, pero como siempre nos pasa, no disponemos de mucho tiempo por diversas razones, así que intentaremos darnos una vuelta por los principales lugares turísticos de Bolonia.

Mapa de Bolonia.
Mapa de Bolonia.
Se la conoce como “la Dotta, la Rossa e la Grassa” (la Docta , la Roja y la Grasa): la Docta porque aquí está una de las más antiguas y conocidas  universidades de Italia, que acoge cada año miles de estudiantes italianos y extranjeros de erasmus; la Roja por el color principal de los techos de la ciudad, que conservan el antiguo color rojo (típico en la Edad Media); la Grasa por la maravillosa cocina de la ciudad y de la región, que se conoce en el mundo entero.


Bolonia, como antigua ciudad medieval que es (es el segundo casco medieval más grande de Europa después del de Venecia), cuenta con cientos de leyendas urbanas y con algún que otro rincón secreto que al viajero poco informado se le suele escapar, de modo que poco a poco os iré revelando siete secretos de Bolonia.

Bolonia.
Bolonia.
Los pórticos de Bologna son, con total seguridad, el elemento arquitectónico más característicos y  conocidos de la ciudad, extendiéndose, principalmente en el centro, durante más o menos 40 kilómetros. Todo empezó con una ley de 1288 que obligaba a cualquier edificación a construir un pórtico en la fachada.

La ciudad fue circundada por murallas desde el s. III, fueron edificados 3 cinturones de murallas que se podían ver hasta el siglo XX, cuando se derrumbaron para construir las actuales grandes carreteras de circunvalación. Hoy en día se pueden ver unas partes de las murallas en el centro histórico, que por eso los habitantes a menudo lo llaman “Bologna dentro de las murallas”.

Pero dejémonos de presentaciones y pasemos a relatar nuestra visita a la ciudad, que empezó la tarde-noche del día anterior, tras regresar de Ferrara y descansar un poco en el camping.

Bolonia, las Dos Torres.
Bolonia, las Dos Torres.
Aparcamos (era Domingo, así que parquing gratuito) cerca de uno de los iconos de la ciudad, le Due Torri o las Dos Torres, con la intención de  disfrutar de una de las tradiciones locales más arraigadas: el aperitivo.

En Bolonia el aperitivo se toma un rato antes de la cena (de hecho casi siempre la sustituye), y su principal peculiaridad es que sólo se paga por lo se bebe. La comida corre a cuenta de la casa.

A eso de las siete de la tarde, la mayoría de bares de la ciudad colocan unas mesas donde sirven todo tipo de platos, más o menos elaborados: pizzas, carnes, ensaladas, pasta, fiambres...

Sólo tenemos que pedir la bebida (mojitos para los adultos y refrescos para los niños) y llenar el plato con lo que más nos apetezca, sin límite. Esta es una opción muy utilizada por los jóvenes (no olvidemos que Bolonia es una ciudad universitaria) para cenar bien y por poco dinero.

Tras el "aperitivo" procedimos a visitar la ciudad con la intención de tener algo adelantado para la visita del día siguiente, así tendríamos más tiempo para disfrutar de la piscina y del camping.

Así pues, dirigimos nuestros pasos hacia Via Piella, a la altura del número 18, en el norte de la ciudad, pero muy cerca del centro.

Ahí nos encontramos con uno de los siete secretos de Bolonia, que tiene que ver con los varios canales de agua subterránea que posee. Eso, además de explicar la humedad que asa a sus habitantes en verano y los congela en invierno, hizo que durante un tiempo Bolonia fuera conocida como la piccola Venezia.

Bolonia, la Finestrella.
Bolonia, la Finestrella.
Estos canales eran usados para transportar mercancías y para hacer girar los molinos de los talleres, pero en uno de los múltiples cambios urbanísticos los canales fueron soterrados y convertidos en cloacas, excepto uno de ellos, que sobrevivió y que todavía es posible contemplarlo a través de una abertura en el muro popularmente como la Finestrella.

Desde allí podemos ver un tramo del Canalle delle Molline, una imagen sorprendente que nada tiene que envidiarle a Venecia.

Después cogimos la Via de la Independencia para terminar en la Piazza Maggiore donde quedamos deslumbrados con sus monumentos, aunque eso casi que os lo cuento un poco más adelante, ya que después nos fuimos hacia el coche para regresar al camping, era hora de dormir.

Mercato di Mezzo, Quadrilatero.
Mercato di Mezzo, Quadrilatero.
Bolonia es famosa en toda Italia por su gastronomía, algo que pudimos comprobar fácilmente antes de llegar al coche en la zona conocida como Mercato di Mezzo justo al lado de Piazza Maggiore. Este laberinto de callejuelas, de la época Medieval, también es conocido como Quadrilatero, pues está delimitado por la calles Via degli Orefici, Portico del Pavaglione, Via Clavature e Via Castiglione.

Mercato di Mezzo, Quadrilatero.
Mercato di Mezzo, Quadrilatero.
Hoy en día, pese a haber pasado muchos siglos, en la mayoría de los comercios del Mercato di Mezzo parece no haber pasado el tiempo. Esta zona es ideal para conocer los productos locales y para visitar negocios como Tamburini (Via Caprarie, 1), donde podremos comprar algún souvenir gastronómico como mortadella, pasta fresca, salami o parmiggiano.

Bolonia, Piazza di Santo Stefano.
Bolonia, Piazza di Santo Stefano.
A la mañana siguiente cogimos el coche y aparcamos en el Parquing Staveco, en Viale Enrico Panzacchi nº 10, a escasos 10 minutos a pie del centro. Elegimos este parquing por ser el más económico de los cercanos al centro, 2€ la hora.

Bolonia, Piazza di Santo Stefano.
Mi familia en la Piazza di Santo Stefano.
De este modo, caminando llegamos a la plaza con más encanto de Bolonia, la Piazza di Santo Stefano, en el centro histórico, que debe su nombre a la Basílica di Santo Stefano (18), que preside la plaza.

Bolonia, Basílica di Santo Stefano.
Bolonia, Basílica di Santo Stefano.
Se trata de un complejo de siete iglesias (de hecho se la conoce como le sette chiese), construidas en épocas diferentes y conectadas entre sí a través de jardines, pasajes y pórticos, ideado por San Petronio, obispo de Bolonia.

Bolonia, Basílica di Santo Stefano.
Interior de las Siete Iglesias.
Las “Siete Iglesias” son la Iglesia del crucifijo, la Basílica del Sepolcro, la Iglesia de San Vitale y Sant’Agricola, el Cortile de Pilato, la Iglesia del Martyrium, el Claustro Medieval y el Museo de San Esteban (la mayor parte de las construcciones se remonta al periodo Románico).

Bolonia, Basílica di Santo Stefano.
Bolonia, Basílica di Santo Stefano.
Dante Alighieri era un asiduo a este lugar, donde encontraba la paz necesaria para reflexionar.

Bolonia, Basílica di Santo Stefano.
La visita a las Siete Iglesias es gratuita.
Los horarios de abertura son : todos los días de las 9.00 a las 12.00 , y de las 15.30 a las 18.30

Bolonia, Basílica di Santo Stefano.
Dentro de la Basílica di Santo Stefano.
En esta plaza tenemos otro de los siete secretos de Bolonia, pues cuenta la leyenda que en la Piazza Santo Stefano vivía una de las familias más poderosas de la ciudad y que, no se llevaban del todo bien entre ellos.

Bolonia, Piazza di Santo Stefano.
Bolonia, Piazza di Santo Stefano.
El padre mandó esculpir la cara de todos los miembros de la familia en la fachada de su palacete y el arquitecto encargado de cincelar los rostros se la jugó, pues entre unos y otros, como si fuera un miembro más de la familia, esculpió la cara del diablo. Así pues cuando pases por esa plaza, el mismísimo Satanás estará vigilando tus pasos.

Bolonia, Piazza di Santo Stefano.
Piazza di Santo Stefano, la cara del diablo.
Cerca de esta plaza nos encontramos con otro de los secretos de Bolonia, en la Strada Maggiore, a la altura del pasaje Corte Isolani, existe una estructura de madera en cuyas vigas hay tres flechas clavadas.

Bolonia, Strada Maggiore.
En este edificio de la Strada Maggiore están clavadas las tres flechas..
Según la leyenda, tres maleantes pretendían asesinar a un hacendado local disparándole sus flechas a través de la ventana, se despistaron al ver cómo en otra de las estancias aparecía una mujer completamente desnuda. Tal fue el efecto de la dama que las flechas acabaron clavadas en las vigas de madera.

Siglos después, las flechas todavía se encuentran allí, pero hay que aguzar bastante la vista para encontrarlas, de hecho, nosotros no las encontramos...ja, ja, ja, ja...

Muy cerca de allí, a escasos 5 minutos está el icono de Bolonia, en este caso dos iconos que marcan el skyline de la ciudad, pues estoy hablando de le Due Torri o las Dos Torres.

Bolonia, le Due Torri o las Dos Torres.
Le Due Torri o las Dos Torres.
Siglos atrás, sobretodo hasta el s. XIII, las familias nobles de la ciudad competían en riqueza y el modo de demostrarlo era ver cuál levantaba la torre más alta de Bolonia. Cuanto más poderosa y alta fuera la torre, más importante era considerada la familia.

Con el tiempo muchas torres fueron cortadas o derribadas, sobre todo por el peligro de derrumbamiento, y se utilizaron también para otras finalidades: prisiones, tiendas, torres civicas, casas. Las últimas demoliciones se hicieron en el siglo XX, siguiendo un programa de renovación de la ciudad.

Aunque llegó a haber más de cien, lamentablemente hoy en día se conservan apenas unas veinte, como la Torre Azzoguidi conocida como Altabella, la Torre Prendiparte llamada Coronata, las Torres Scappi, Uguzzoni y Galluzzi.

De todas estas, la Torre Asinelli y la Torre Garisenda (7) son, de largo, las dos torres más famosas de la ciudad y deben su nombre a las familias que las hicieron construir. Ahora se ven bastante aisladas, en el espacio de la Plaza de Puerta Ravegnana, mientras que antes se encontraban conectadas a otras estructuras alrededor, a través de pasajes suspendidos de conexión.

Estas dos torres fueron nombradas también en la literatura italiana varias veces. Por ejemplo, la Garisenda  en el canto XXXI de la Divina Comedia de Dante, y también en sus Rimas; las dos torres en “Le Odi Barbare” del poeta Carducci, y también en los escritos de J.W. Goethe.

La familia al completo en lo alto de la Torre Asinelli.
La familia al completo en lo alto de la Torre Asinelli.
La Torre Asinelli, de 1109, es la torre con pendencia, más elevada de Italia. Posee una altura de 97,20 m, y una pendencia de 2,23 m.

Vistas desde lo alto de la Torre Asinelli.
Vistas desde lo alto de la Torre Asinelli.
La estructura tiene una escalera al interior de 498 escalones, gracias a la cual se puede y debe subir hasta la cumbre de la torre, siempre que pretendamos obtener la mejor panorámica desde este mirador medieval; un mar de tejados con los colores del otoño a nuestros pies.

Vistas desde lo alto de la Torre Asinelli.
Mar de tejados rojos desde lo alto de la Torre Asinelli.
Al norte, se ve la catedral de San Pedro, al oeste la Basílica de San Petronio (patrono de la ciudad), al sur-oeste las colinas alrededor de Bolonia. En los días totalmente límpidos la visión puede llegar hasta el mar y las PreAlpes de la región Véneto.

Vistas desde lo alto de la Torre Asinelli.
Vistas desde lo alto de la Torre Asinelli.
Esta es la única torre que se puede visitar. El ticket de entrada cuesta 3 euros. Está abierta de las 9 a las 17 en invierno, y hasta las 18 en verano. Eso sí, debes saber que la leyenda dice si subes durante tu época de estudiante, nunca te graduarás.

Vistas desde lo alto de la Torre Asinelli.
Bolonia desde lo alto de la Torre Asinelli.
La Torre Garisenda  fue construida en el mismo período de la Asinelli, aunque se diferencia de ésta por su  menor altura (48,16 m) y la fuerte pendencia (3,22 m) debidos a un precoz y mayor hundimiento de la tierra.

La Torre Garisenda desde lo alto de la Torre Asinelli.
La Torre Garisenda desde lo alto de la Torre Asinelli.
Esta torre lamentablemente no se puede visitar, pues las escaleras al interior no se encuentran en buenas condiciones y la estructura en general se encuentra en mal estado.

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