. Los viajes de Hector y Yolanda Los viajes de Hector y Yolanda: La Ruta de las 1000 Kasbashs, en busca del Sahara-Erg Chebbi-Parte 7

jueves, 23 de junio de 2016

La Ruta de las 1000 Kasbashs, en busca del Sahara-Erg Chebbi-Parte 7

En el artículo anterior os contaba nuestra llegada al desierto, cómo era nuestro alojamiento y qué hicimos durante el día, así como nuestra primera actividad matutina en las dunas de Erg Chebbi.

Alquiler del buggy en las dunas de Erg Chebbi.
Alquiler del buggy en las dunas de Erg Chebbi.
Cuando ya estuvimos agotados de subir y bajar las dunas, tanto con las tablas de snow a cuestas como a lomos de las mismas, volvimos a Hassilabied, dejamos las tablas en la tienda y nos dirigimos a una casa de alquiler de quads y buggies (saharabuggies@gmail.com  tlf : 00 212 661 335 768 / 00212 668 689 440).



En buggy por las dunas de Erg Chebbi.
Joel disfrutando de la excursión.
Hacía mucho tiempo que quería probar qué se siente conduciendo un Buggy, y qué mejor lugar para ello que el desierto del Sahara, así que alquilamos un buggy de 4 plazas para matar el gusanillo.

En buggy por las dunas de Erg Chebbi.
En buggy por las dunas de Erg Chebbi.
Una vez explicado el funcionamiento del buggy y equipados con cascos, sólo teníamos que seguir al guía (que conducía un quad) a una distancia prudencial y disfrutar.

En buggy por las dunas de Erg Chebbi.
La familia que viaja unida permanece unida.
Cuando llegamos a las dunas fue cuando empezamos a gozar como locos, sintiendo como el buggy se cogía al suelo y trepaba por las altas dunas desierto adentro a toda velocidad.

En buggy por las dunas de Erg Chebbi.
Nuestro buggy de cuatro plazas.
Bajando por las dunas como si no hubiera mañana, entre risas y carcajadas de los niños que estaban disfrutando tanto o más que yo, que conducía el buggy.

En buggy por las dunas de Erg Chebbi.
Las dunas de Erg Chebbi.
Menuda diferencia entre ayer que nos quedamos atrapados en un palmo de arena con el coche de alquiler, y hoy que flotábamos sobre las dunas deslizándonos a toda caña.

En buggy por las dunas de Erg Chebbi.
El desierto del Sahara.
Cuando paramos en el interior del desierto fue cuando los niños empezaron a darse cuenta de la inmensidad del desierto, ya que el día anterior estaban jugando al borde del mismo, y desde ese lugar se veía la población, pero donde estábamos ahora no era igual, era una duna elevada desde donde se veían kilómetros y kilómetros dunas y arena...como si no tuviera fin.



Después de haber conducido un Ferrari California 4 el verano pasado en Maranello cuando viajábamos por Italia, esta es junta a esa las mejores experiencias al volante de mi vida. En Malta conduje un quad en la isla de Gozo, y aunque mola, no es tan emocionante. Lo que si que fue brutal fue hacer una excursión en segway por el sur de la isla de Gozo...aunque eso no es ir al volante de ningún vehículo...¿o si?.



Es altamente aconsejable si vais a estar por aquí el alquiler del buggy, de hecho fue una de las mejores experiencias en el desierto para los cuatro, junto a la que íbamos a realizar por la tarde-noche, de modo que una vez probado puedo asegurar que hubiera sido un error no hacer esta excursión.

La Vallée des Dunes.
La Vallée des Dunes.
Se había hecho la hora de comer y habíamos encargado en el hotel la noche anterior cuscús, ya que si no es previo encargo no había manera de comer este plato en un lugar tradicional, no turístico.

La Vallée des Dunes.
El cuscús preparado por La Vallée des Dunes.
No se si disfrutamos más en el buggy o devorando el excelente cuscús que nos habían preparado...todavía hoy recordamos esa comida como la mejor de esta escapada a Marruecos, sencillamente delicioso.

La Vallée des Dunes.
La Vallée des Dunes.
Después de comer iban a recogernos para nuestra última excursión en el desierto, la que más ganas teníamos de hacer los cuatro miembros de la familia, así que recogimos nuestro equipaje y lo dejamos en el coche de alquiler, dejamos nuestra habitación, cogimos lo necesario para pasar una noche, nos aprovisionamos de agua (fría y congelada) y nos pusimos nuestros pañuelos.

En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
A punto de entrar en el desierto.
A las tres en punto nos esperaban cuatro dromedarios en la puerta de La Vallée des Dunes, nos iban a llevar a una haima (jaima) en medio del desierto donde pasaríamos la noche.

En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
El recorrido a lomos del dromedario es de alrededor de 1h 30min, que es una barbaridad, pero me lo esperaba mucho más pesado.

En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
Adentrándonos en el Sahara.
Nosotros (Yolanda y yo) subimos en dromedario en Egipto, donde hicimos una excursión a un pueblo Nubio, pero no recordábamos que fuera tan cansado.

En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
Habíamos leído que a los 20 minutos ya dolía todo el cuerpo, sobre todo el culo y las piernas, pero la verdad es que los cuatro lo soportamos bastante bien.

En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
Marruecos, Erg Chebbi.
En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
Camino a la Haima.
Lo más pesado es cuando los dromedarios caminan sobre suelo duro, fuera de la arena, pero como es al principio se aguanta bastante bien. También cuesta un poco cuando desciendes de una duna, ya que has de agarrarte bien si no quieres caer de cabeza.

En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
Las dunas de Erg Chebbi.
En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
Pese a todo fue una experiencia excelente que gustó sobre todo a Izan y Joel, algo que debéis de hacer si vais a viajar con niños al desierto del Sahara.

En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
Nuestras sombras a lomos de los dromedarios.
En dromedario por las dunas de Erg Chebbi.
El desierto del Sahara.
Durante el camino no nos cansamos de hacer fotos a las dunas, a nuestras sombras, a los dromedarios...queríamos retener en nuestras retinas esas imágenes por el resto de nuestras vidas.

Noche en una jaima del desierto de Erg Chebbi.
En medio de la nada.
Noche en una jaima del desierto de Erg Chebbi.
Noche en una jaima del desierto de Erg Chebbi.
Más o menos una hora y media después, pasadas las 16:30, paramos y bajamos del camello. Parecía que estábamos en medio de la nada, pero una vez superada una duna apareció el campamento donde pasaríamos la noche, compuesto por varias habitaciones de diferentes tamaños con un patio central común para todos, un comedor circular donde cenaríamos y una cocina donde pasan las noches los camelleros y guías.

Noche en una jaima del desierto de Erg Chebbi.
Nuestro campamento en el desierto.
Noche en una jaima del desierto de Erg Chebbi.
A las habitaciones se accedía por este patio central.
Nos llevaron a nuestra habitación donde depositamos el poco equipaje que nos acompañaba y, mientras los niños jugaban a perseguir escarabajos, a subir y bajar por las dunas y a mil cosas más (no entiendo como se lo pasaron tan bien con tan poco...ya que no están acostumbrados a eso...) nosotros descansamos un poco a la sombra.

Noche en una jaima del desierto de Erg Chebbi.
Aquí durmieron los niños.
Noche en una jaima del desierto de Erg Chebbi.
Nuestra cama.
Poco a poco iban llegando más viajeros de otros hoteles con más camellos...una pareja por aquí, un pequeño grupo por allá...hasta formar un grupo de unas 20 personas de diferentes nacionalidades...China, USA, Alemania, Hungría, Rumanía...etc.

Noche en una jaima del desierto de Erg Chebbi.
Aquí es donde íbamos a cenar.
Noche en una jaima del desierto de Erg Chebbi.
¿Una canción?

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