Qué ver en Meteora, Grecia continental. Monasterio de San Nicolás de Anapausas. Parte 10

Madrugón a las 5 de la mañana para, tras desayunar y llenar el coche con el todo el equipaje, abandonar nuestro apartamento en Ermones y conducir hasta el puerto de ferrys de la Ciudad Vieja de Corfú, donde teníamos los billetes hasta Igumenitsa, en la Grecia continental, de manera que íbamos a abandonar la Isla de Corfú, que había sido nuestra casa los últimos 7 días.

Mapa de Grecia.

Lo más económico y seguro es comprar los billetes con varios días de antelación, tal y como hicimos nosotros, ya que de ese modo te aseguras las plazas, pues no es posible comprar los billetes por internet, ya que de ses modo, se protege a las compañías locales frente a las grandes empresas de ferrys. Salir en el primer ferry del día también es más económico.

Mapa de Meteora.

Así, como habíamos madrugado tanto, pese a las poco más de 2 horas y media de trayecto desde Igumenitsa hasta Meteora, llegamos al primero de los monasterios poco antes de las 10:00.

Izan y Yolanda en Meteora.

Meteora es uno de los enclaves turísticos más importantes de Grecia, aunque para la mayoría de gente es menos conocido que Atenas o que las islas. Entonces...¿qué es Meteora (Μετέωρα)?

Monasterios de Santa Bárbara o Roussanou.

Se trata de una región única con varios monasterios ortodoxos fundados en época medieval en lo alto de unas rocas, como si estuvieran volando...de hecho eso es lo que significa Meteora, “monasterios suspendidos del cielo” o “monasterios en el aire”.

Izan y Joel con el pueblo de Kastraki al fondo.

Estos monasterios fueron construidos por monjes, a los que les costó meses y años llevar el material de construcción a la cima de las rocas, usando cuerdas, escaleras plegables, redes y cestas, y, lógicamente, con mucha determinación y paciencia.

Meteora es una auténtica pasada.

Además de estos magníficos monasterios, hay más de ochocientas rocas gigantes o montañas peculiares que generan un paisaje fantasmagórico que ofrece una experiencia única de la grandeza de la naturaleza, completamente distinto a cualquier otro, que en relación con la historia, la arquitectura y el deseo eterno del hombre para conectar con la Divinidad  lo hacen un lugar mágico.

Depende de hacia donde y desde donde dirijas la vista, cambia el panorama.

Ya desde los primeros tiempos cristianos, los acantilados verticales Meteora se consideraron el lugar perfecto para lograr el aislamiento absoluto, descubrir la paz y la armonía y, por lo tanto, para apoyar la eterna lucha del hombre por la elevación espiritual.

Kastraki es uno de los dos pueblos a los pies de Meteora.

Cuenta la leyenda que estas rocas vinieron del cielo a la tierra para que los ascetas de la zona tuvieran un lugar en el que retirarse para dedicarse a la vida contemplativa, aunque la explicación geológica es más lógica e interesante, ya que esas gigantes rocas enrojecidas son fruto de los hachazos de la erosión y los temblores de tierra que provocan los terremotos o hundimientos.

Estas rocas están llenas de escaladores.

Meteora es un entorno verdaderamente inspirador y sensacional de formaciones rocosas abrumadoras, pero uno también debe estar preparado para esperar que este viaje es mucho más que simplemente visitando un paisaje exquisito. Es una peregrinación a un lugar sagrado para todos los cristianos de todo el mundo. Meteora ha convertido en un arca para la preservación de 2.000 años de edad, credo cristiano ortodoxo.

Monasterio de Varlaam.

En el siglo XI los ermitaños que vivieron en esta zona, se refugiaban en las cuevas para pensar y orar. Hasta que en el siglo XIV se construyeron los famosos Monasterios de Meteora sobre las cimas de estos peñascos, como si rozaran el cielo. A día de hoy solo se conservan seis (de estima que hubo veinticuatro en el s. XIV), suficientemente importantes para haber sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Kastraki desde otra perspectiva...cambia, ¿verdad?

Los seis monasterios tienen un sistema de apertura rotatorio, por lo que por lo general siempre encontraréis uno o dos cerrados y el resto abiertos, aunque en verano, si venís en Sábado como nosotros los encontraréis todos abiertos. Os dejo con el horario de Verano:

Seis son los monasterios que podréis visitar.

Gran Meteoro: abierto de 9 a 17:00. Cierra los martes.
Varlaam: abierto de 9 a 16:00. Cierra los Viernes
Santa Trinidad: abierto de 9 a 17:00. Cierra los jueves
San Esteban: abierto de 9 a 13:30 y de 15:30 a 17:30. Cierra los lunes
Roussanou: abierto de 9 a 17:00. Cierra los Miércoles
San Nicolás: abierto de 9 a 15:30.  Cierra los Viernes

Una carretera une los seis monasterios.

Se pueden ver todos en una mañana larga, pues hay una carretera que los comunica y que va pasando por todos ellos. En todos hay que pagar entrada (2€ por persona). Otro dato más importante: no está permitido el acceso con pantalones a las mujeres, así que deben llevar una falda hasta los tobillos y los hombres pantalón largo...esto en verano es un problema, aunque no os preocupéis, ya que a la entrada de cada monasterio veréis faldas para poneros, igual que en las mezquitas hay pañuelos.

Meteora es un lugar mágico.

Por último deciros que los dos pueblos que están a los pies de las rocas, en la llanura conocida como Thesalikó Kambo, son  Kastraki y Kalambaka, son perfectos para hacer noche, ya que poseen varios tipos de alojamientos, desde campings o albergues hasta hoteles, de ese modo podréis empezar a ver monasterios desde primera hora y no como nosotros.

Lástima no disponer de más tiempo para hacer algún trecking.

Lo que más nos gustó de Meteora no fueron los monasterios, fue que, pese a ser una zona relativamente pequeña, en función del mirador al que te asomes puede parecer que estás en un sitio totalmente distinto.

Meteora desde uno de los monasterios.

Pero dejémonos ya de presentaciones y vayamos al tema de las visitas a los monasterios.

Monasterio de San Nicolás.

Nuestra primera parada fue en el Monasterio de San Nicolás de Anapausas (Àgios Nikólaos o Αγιος Νικόλαος), ubicado en una roca de 85 metros de altura, y está rodeado por los monasterios abandonados y en ruinas como los de San Juan Prodromos, el Pantocrátor y la capilla de Panagia Doupiani.

El parquing de cada monasterio está cerca del mismo.

Para obtener el nombre Anapafsas hay numerosas interpretaciones dos de los cuales son los más populares. La primera de ellas es que el nombre Anapafsas fue atribuido por uno de los benefactores del monasterio, mientras que la segunda explicación tiene que ver con la posición del monasterio de ser el primero en ser encontrado en el camino y probablemente servido a los peregrinos y otros visitantes como de descanso colocar antes de continuar. En reposo se traduce en griego como anapafsys, por lo que San Nicolás de Anapafsas significa, literalmente, San Nicolás el que se basa.

Para llegar hasta aquí hay que subir un rato...y todavía queda...

No es el más llamativo, pero aun así impresiona muchísimo por ser el encargado de romper el hielo.
El acceso a San Nicolás es sumamente representativo, pues en todos los monasterios hay que pegarse una buena caminata y subir muchos peldaños.

El Monasterio de San Nicolás visto desde otro monasterio.

Fue fundado en el siglo XV, en un momento en el que ya existían varios monasterios en la zona. Quizá por eso no había mucho terreno donde elegir y les tocó levantar el edificio en una roca de dimensiones bastante reducidas. La superficie limitada de la roca obligó a la construcción del monasterio que se construirá en vertical en pisos, de una sola planta en la parte superior de la otra.

Iglesia de San Antonio.

El acceso a todas las diferentes plantas se logra a través de una escalera incorporada. En la entrada del monasterio se encuentra la Iglesia (Katholikon) de San Antonio, con impresionante decoración elaborada en el siglo XVI por Teófanes de Creta, un reconocidísimo pintor de iconos y murales que tuvo como alumno a El Greco que posee una notable alta calidad y excelencia global en el diseño y el color de las figuras pintadas; y la cripta donde se almacenaron previamente los códigos y reliquias del monasterio. En las paredes, podemos observar pinturas del siglo XIV.

Vista del Monasterio de Roussanou desde el de San Nicolás.

El Catholicon, donde se exalte San Nicolás, es en el segundo piso y es alargado y se metió en el lado sur de la pared del monasterio. La cúpula de la iglesia es bajo y no tiene ventanas.

Vistas desde la terraza más alta de San Nicolás.

La Santa Mesa se apoya en el tercer piso, decorada con murales. La Tabla, recientemente restaurada, se utiliza como un área de recepción para los visitantes. Está incluso el osario, las celdas de los monjes y la capilla de San John Pródromos . Dado que el espacio es limitado y no hay patio, los monjes sólo podían reunirse en el atrio, que era muy amplio, cuando no había liturgias en la nave.

Monasterio de San Nicolás desde la Roca del Oso.

Sus exquisitos murales son considerados como los mejores de Meteora y hacen que el monasterio sea una verdadera joya, que abunda en la vitalidad, la plasticidad, la frescura y tonos brillantes.