Escapada a París en familia. Qué ver en París, Barrio de Montmertre. Parte 3

Después de un largo y cansado día volvíamos a París, la ciudad de amor, capital de Francia, la ville de la Lumiere o ciudad de la luz, uno de esos lugares al que los amantes de los viajes, como nosotros, visitan más de una vez, y esta era mi tercera vez en la ciudad, la cuarta para Yolanda y la segunda para los niños, aunque en la primera ocasión sólo estuvieron en Disney y en el parque Astérix, de donde volvíamos en transporte público.

Cellejeando por el Barrio de Montmartre.

La capital turística del mundo, segunda ciudad más poblada de Europa, por detrás de Londres, posee más de 12 millones de habitantes, por lo que como comprenderéis, es imposible de visitar en día y medio que tenemos.

La joya del barrio es el Sacre Coeur.

El autobús salió del Astérix Parc y nos dejó en la estación de ferrocarril  "Aeropuerto Charles de Gaulle 1", de donde cogíamos un tren (RER B) hasta París Gare du Nord haciendo de ese modo el camino inverso, sólo que desde aquí cogimos un metro que tras un transbordo nos dejó en la parada de Anvers.

Barrio de Montmartre de París.

Nos encontrábamos en pleno barrio de Montmartre, uno de los barrios más encantadores y peculiares de París, un lugar imprescindible incluso si tenéis poco tiempo.

Basílica del Sacre Coeur.

Podríamos dividir el barrio en dos partes o áreas bien diferenciadas, la primera de ellas, los alrededores de la Basílica de Sacré Coeur o Basílica del Sagrado Corazón, el Montmartre más bohemio, un entramado de estrechas y empinadas callejuelas del barrio, repletas de tiendas de souvenirs, que conducen, tras una empinada subida de 197 escalones (podéis hacer como nosotros y usar el funicular) hasta la preciosa y famosa basílica.

Basílica del Sagrado Corazón.

Obra de Paul Abadie en estilo bizantino, comenzó a construirse en 1875 y se terminó en 1914 con piedra blanca traventina, pero no fue consagrada como basílica hasta el 16 de octubre de 1919. Sus dimensiones, 83 metros de longitud, 35 metros de anchura y una torre de 83 metros de altura, la convierten en el segundo monumento más alto de París (superado solo por la Torre Eiffel) y uno de sus edificios religiosos más emblemáticos.

Las vistas de París desde aquí son inmejorables.

Desde lo alto de esta colina de 130 metros de altura, con la fantástica estampa de la Basílica del Sacré Coeur a nuestras espaldas (que no visitamos porque no teníamos tiempo suficiente, pero que sí que visitamos en un anterior viaje a París) obtuvimos unas magníficas vistas de París, con parte de los 197 escalones que llevan a lo alto repletas de locales y turistas disfrutando de las panorámicas.

La Torre Eiffel se ve desde casi cualquier lugar de París.

Tendréis que ir un poco hacia la derecha (dejando de espaldas el templo) para poder observar el símbolo de París desde la distancia, ya que desde lo alto de las escaleras, no se ve la Torre Eiffel.

Place du Tertre o Plaza de los Pintores.

El Sacré Cour desde la Plaza de los Pintores.

Siguiendo en esa dirección, llegaremos a una de las zonas más agradables del barrio, la Place du Tertre, tanto para cenar en alguna de sus terrazas (a precios desorbitados) como para disfrutar de las obras de arte de los pintores que se extienden por la zona y que le dan el apodo de Plaza de los Pintores, aunque los precios también son prohibitivos.

La plaza suele estar llena de turistas.

Aledaños de la Plaza de los pintores.

A estas alturas ya os habréis dado cuenta que aunque no hayáis estado nunca en París, lo más probable es que os suenen muchas de las fotografías que os muestro del barrio de Montmartre, y esto es debido a que ha sido protagonista en numerosos libros, canciones y películas como Amélie o Tintín.

El mejor momento para visitar el barrio es al atardecer.

No estuvimos demasiado tiempo en esta pintoresca plaza, dado que los precios son abusivos, de modo que seguimos paseando por la que fue una población independiente hasta 1860, cuando se convirtió en el distrito XVIII de París.

El barrio es muy pintoresco. Moulin de la Galette.

Allá por el siglo XIX existían decenas de molinos en Montmartre, pero a día de  hoy solo se conservan el viejo Moulin Blute-Fin y el Moulin Radet, que hoy forman parte del actual Moulin de la Galette, un restaurante.

Hay muchos restaurantes y souvenirs.

También conocido como barrio de los pintores, dado que intelectuales y artistas, sobre todo pintores, lo concebían como una de las zonas más inspiradoras de París, dado que lo consideraban un barrio encantador, a finales del siglo XIX el barrio adquirió muy mala fama debido a los cabarets y burdeles que se instalaron en la zona.

Barrio Montmartre,cercanía a la Plaza Pigalle.

La zona está repleta de sexshops.

Y es así, caminando hacia el Oeste y colina abajo, como llegamos a la segunda área de Montmartre, llegando a las proximidades de la Plaza Pigalle, donde reinan las luces de neón anunciando infinitos sex-shops y algunos cabarets entre los que destaca especialmente el mítico Moulin Rouge, que durante el día luce apagado pero cuando llega la noche se ilumina y sus espectáculos atraen a cientos de turistas.

El mítico Moulin Rouge.

Era mi primera vez frente al Moulin Rouge.

Aunque viajar con niños nos impidió acudir a uno de sus números, la típica fotografía al molino más descarado de Francia no podía faltar en nuestro blog.

Fotografía nocturna del Sacré Coeur.

Después de cenar volvimos también caminando hasta el Sacré Coeur, con la intención de ver el bello templo bizantino iluminado.

La Basílica del sagrado Corazón de noche.

Una vez hechas las fotos pertinentes, y comprado algún que otro souvenir, volvimos a la estación de metro de Anvers para regresar a nuestro alojamiento.

Última foto del día.

Nos habíamos ganado el descanso después de un largo día de diversión y visitas, pero a la mañana siguiente volveríamos bien temprano a la carga, pero eso ya os lo cuento en el siguiente relato.