Roadtrip por Islandia-Qué ver en la Península de Snaefellsnes-Parte 18

Nos despertamos un el camping cercano a Stykkishólmur, en el Norte de la península de Snaefellsnes (Snæfellsnes) la que dicen que es Islandia en miniatura o un resumen de la isla dado que tiene un glaciar en un volcán (el famoso Snaefellsjökull de Julio Verne), grandes campos de lava, columnas de basalto, acantilados, playas de arena negra, montañas míticas, cascadas, iglesias típicas, frailecillos (cuando es época, claro), focas, ballenas, ovejas...incluso un supermercado Bonus en Stykkishólmur.

Península de Snaefellsnes (Snæfellsnes). Islandia, Iceland.

Ver todo lo que ofrece la península de Snaefellsnes requiere un día entero o incluso parte de otro, pero recorrerla sin paradas llevaría como unas 3 horas...nosotros optamos por algo intermedio, por lo que madrugando, estuvimos hasta después de comer allí, es decir, hasta eso de las 15 horas.

Conducir por Islandia es un placer.

La razón es bastante lógica, creemos que no hace falta ser demasiado exhaustivo en la península de Snaefellsnes porque no nos iba a impresionar tanto como el resto de Islandia, y fuimos a ver lo más imprescindible, que sí que nos impresionó.

Campos de lava Berserkjahraun.

Nosotros recorrimos la península desde el Norte en una ruta circular en el sentido contrario a las agujas del reloj, pero se puede recorrer también en sentido inverso, desde el Sur si venís de Reykjavík.

La lava suele estar recubierta de musgo.

Lo primero que vimos, circulando por la carretera 54, sin bajar de la furgoneta, fueron los campos de lava Berserkjahraun, a unos 17 km de Stykkishólmur. Podríamos haberlos visto recorriendo la pista 558 (8km), pero ya habíamos visto campos de lava en diversas ocasiones en este roadtrip por Islandia.

El caballo islandés es pati corto y un poco peludo.

Los campos de lava Berserkjahraun se formaron por la erupción de los cráteres Ljósufjöll (Montañas de la luz), unas fisuras volcánicas activas a la que sólo se accede tras un largo trekking.

El símbolo de Islandia por excelencia.

Siguiendo hacia el Oeste atravesamos el pequeño pueblo de Grundarfjordur, con su cascada Grundarfoss, que puede verse desde la carretera, pero nuestro objetivo estaba unos pocos kilómetros más al Oeste, la bonita montaña más protagonista de Islandia, Kirkjufell (Montaña Iglesia).

La cascada Kirkjufellsfoss sola no impresiona...

Esta majestuosa montaña se eleva en una península rodeada por el mar, y sus mejores vistas se obtienen acercándose a la cascada Kirkjufellsfoss desde donde obtendréis la típica postal en la que aparece todo en el mismo plano.

...pero Kirkjufell y Kirkjufellsfoss juntas forman una postal.

Es normal que el icono de Snaefellsnes sea el emblema de Islandia, Kirkjufell, este cerro rematado en pico que recuerda al tejado de una iglesia vikinga. De hecho ha ganado más fama si cabe tras su aparición en la serie Juego de Tronos (cuando los hijos del Bosque crean a los Caminantes Blancos, o en la séptima temporada cuando Jon Nieve y su séquito van más allá del muro), pero también ha salido en la serie Vikingos.

Península de Snaefellsnes (Snæfellsnes). Islandia, Iceland.

Siguiendo por la carretera 574 llegamos al pueblo de Ólafsvík, donde si no hubiéramos tenido que "perder" 5 días haciendo cuarentena hubiéramos vuelto a contratar una excursión para ver ballenas, pues es bastante fácil ver orcas también en este lugar, y aunque Yolanda y yo tuvimos la suerte de ver una en la Isla Norte de Nueva Zelanda, el resto de la expedición no han tenido tanta suerte. 

Svödufoss (Svöðufoss). Península de Snaefellsnes (Snæfellsnes).

A mitad camino hacia el siguiente pueblo, Rif, hay un camino a mano izquierda donde puede entrar cualquier tipo de vehículo y termina en un aparcamiento cercano a la cascada de Svödufoss, (Svöðufoss) uno de esos lugares que todavía permanecen en el anonimato  pero que merecen mucho la pena, es decir, uno de los secretos de Islandia. La razón es que para acercarse a ella necesitaréis cruzar un río, de modo que lo normal es verla desde la media distancia. Svödufoss es similar a Svartifoss (la cascada negra en el sur de Islandia), un salto de agua despeñándose de un acantilado de columnas hexagonales de basalto, aunque con mucho más caudal.

Volcán y glaciar Snæfellsjökull. Península de Snaefellsnes.

Continuamos bordeando la costa por la carretera 574 hasta llegar al parquing de los acantilados de Lóndrangar, saltándonos de manera voluntaria la playa de arena negra Djúpalónssandur o la Cueva de Vatnshellir. Desde ese aparcamiento hay unas magníficas vistas del volcán y glaciar Snæfellsjökull donde Julio Verne, en el libro “Viaje al centro de la Tierra”,  sitúa la puerta del centro de la Tierra, y según las leyendas si entráis en el volcán y lo exploráis, llegaríais a Italia...ja, ja, ja.

Pilares de Lóndrangar. Península de Snaefellsnes.

Pilares de Lóndrangar. Península de Snaefellsnes.

Desde el aparcamiento de los pilares de Lóndrangar sale un corto camino que no lleva a un par de miradores desde donde observar estos dos pilares de 75 metros y 61 metros de altura junto a los acantilados. Merece la pena porque necesitaréis sólo 10 o 15 minutos en esta parada.

Carretera 570, Península de Snaefellsnes.

Dado que el Snæfellsjökull se veía tapado por una nube, decidimos ir por la carretera, más bien pista 570 y acercarnos lo máximo posible al volcán-glaciar, formado por numerosas erupciones en los últimos 800.000 años(la última hace alrededor de 1.800 años), pero lo único que conseguimos fue ver paisajes como el de la foto de arriba.

Playa Ytri Tunga, Península de Snaefellsnes (Snæfellsnes).

Varias focas tomando el "sol".

Conduciendo por el Sur de la Península de Snaefellsnes (Snæfellsnes), por la carretera 54, llegamos al aparcamiento de Ytri Tunga, la playa de las focas.

Las focas estaban bastante lejos.

Llegamos a la Playa Ytri Tunga...

En ésta playa de arena y rocas, en los meses de verano, es bastante usual toparse con una pequeña colonia de focas, así que, si no las habéis visto en Vatnsnes, en los fiordos de Oeste, o en la laguna Jökulsárlón, aquí tenéis vuestra oportunidad.

...con la marea baja.

También es una parada bastante rápida, de modo que, a pesar de haberlas visto ya, decidimos hacerla, ya que también está prácticamente a pie de carretera y no nos tuvimos que desviar apenas.

Columnas de basalto de Gerðuberg. Península de Snaefellsnes.

Nuestra última parada, y por lo tanto visita, en la Península de Snaefellsnes (Snæfellsnes) fue en las columnas de basalto de Gerðuberg.

No es lo mismo verla de lejos que acercarse.

Las columnas se ven ya desde la 54 pero merece desviarse a la izquierda un  kilómetro para verlas de cerca, cambia muchísimo la perspectiva.

Algunas de ellas están inclinadas...

Gerðuberg es una hilera de columnas de basalto enormes que impresionan sobre todo por su tamaño. Aunque vimos columnas de basalto por varias zonas de la isla (en Svartifoss, en Litlanesfoss, en el cañón Stuðlagil o en Reynisfjara por poner algunos ejemplos), éstas son mucho más grandes y gruesas. 

...y otras ya han caído al suelo.

Algunas de ellas desafían a la gravedad, separadas del resto y un algo inclinadas, de hecho en el suelo hay partes de algunas que no han sobrevivido a las inclemencias del tiempo.

El tamaño de estas columnas de basalto es considerable.

Creo que en otro artículo ya he explicado cómo se forman las columnas de basalto, pero para aquellos que lleguéis a un artículo mío de Islandia por primera vez, lo voy a volver a resumir.

Columnas de basalto de Gerðuberg. Península de Snaefellsnes.

Su formación depende del modo en el que se enfría la lava, y en este caso es necesario que sea muy lentamente, para que la roca se contraiga y se fracture. Cuanto más lento sea el proceso más grandes y regulares será. Las columnas de basalto son normalmente hexagonales, pero algunas de ellas pueden ser pentagonales o incluso heptagonales.

¿No os parece interesante esta señal?

Para cerrar el artículo de qué visitar en la Península de Snaefellsnes (Snæfellsnes) os dejo con la foto de una de esas señales de tráfico que sólo hemos visto aquí en Islandia, dado que la orografía de las carreteras así lo requiere, y que viene a advertir del peligro de choque frontal por poca visibilidad en un badén debido a la estrechez de la carretera.