El Domingo fue nuestro último día de visitas, que no de viaje, ya que el Lunes 22 a primera hora regresaríamos a España.
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Kilmainham Gaol, la cárcel de Dublín. |
Después de dejar el equipaje en las consignas de nuestro hostel (pagando una buena cantidad de euros porque no nos cabía todo en una), nos desplazamos caminando hasta la
Cárcel de Kilmainham, a unos 15 minutos caminando del centro (unos 3 kilómetros).
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Kilmainham Gaol es uno de los lugares imprescindibles de Dublín. |
Kilmainham Gaol es el nombre de la cárcel en la que durante más de 100 años se torturó y ejecutó a miles de hombres, mujeres y niños (al principio los principales pobladores fueron niños acusados de hurtos, pues los adultos eran enviados a Australia), entre ellos a muchos de los lideres que lucharon por la independencia de
Irlanda del
Reino Unido, y es otro de los lugares más simbólicos
que ver en Dublín.
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La parte más antigua de Kilmainham Gaol. |
Convertida en un museo, su sobrecogedora visita (alrededor de 75 minutos) os llevará a un viaje a través de la historia de Irlanda, a través de las historias de sus presos, eso sí, una visita guiada y en inglés, en la que nos contaron, entre otras curiosidades, que los carceleros de la época eran crueles y las condiciones de vida en la prisión eran insalubres (durante sus primeros 50 años de vida no tenía ni ventanas ni luz), hasta que el movimiento de reforma penitenciaria, dirigido por John Howard (1727-1790), que protestó por esta atmósfera y hacinamiento, alentando el cambio a celdas individuales e instalaciones para la higiene y la salud.
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La cárcel funcionó desde 1796 hasta 1924. |
Durante la visita (imprescindible reservar con 3 ó 4 semanas de antelación) aprendimos que la cárcel de Kilmainham se inauguró en 1796 como la nueva cárcel (reemplazó a una cárcel anterior) del condado de Dublín, y que aunque la mayoría de los presos eran delincuentes comunes, también tenía prisioneros políticos involucrados en la lucha por la independencia de Irlanda. Entre los detenidos más famosos que aquí se encontraban estuvieron Robert Emmet, Anne Devlin, los fenianos, Charles Stewart Parnell, la condesa Markievicz y los líderes del Levantamiento de Pascua de 1916, 14 de los cuales fueron ejecutados por un pelotón de fusilamiento en el patio del Stonebreaker. La cárcel se cerró sus puertas en 1924, y se pensó en derruirla, pero el elevado presupuesto de su demolición hizo que se conservara como monumento nacional en la década de 1960 y tras su restauración a manos del Comité de Restauración de la cárcel de Kilmainham, se entregó al Estado en 1986, que decidió convertirla en museo.
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La East Wing es la sala más famosa de Kilmainham Gaol. |
A fines de la década de 1850, el ala este fue reemplazada por completo por una nueva ala concebida como un sistema diferente, reflejando las ideas muy diferentes de la época victoriana, donde una enorme claraboya inspiraría espiritualmente a los reclusos, mientras que las ventanas de las celdas fuera del alcance los animarían a volverse hacia el cielo, estamos hablando del ala construida por el arquitecto masón John McCurdy que había estudiado en el Trinity College Dublin, quien hizo un uso de la luz deliberado y filosófico.
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Varias películas han sido rodadas en este ala de Kilmainham Gaol. |
En esta
East Wing, terminada en 1861, es posible ver las noventa y seis celdas desde un área de visualización central. Es en esta gran sala en la que se rodó la famosa película “
En el nombre del Padre” interpretada por el genial Daniel Day-Lewis. Pero también ha sido escenario de otros films como “
Michael Collins”, “
The Italian Job”, “
El hombre de Mackintosh”, “
El viento que agita la cebada”, “
Boondock Saints” e incluso “
Paddington 2”, pero hay más. Debajo del suelo de esta nueva ala había cuatro celdas de aislamiento a nivel de sótano destinadas al confinamiento oscuro y solitario.
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El patio de Kilmainham Gaol se llama Stonebreakers’ Yard. |
La visita termina en el patio
Stonebreakers’ Yard, donde los presos varones condenados a trabajos forzados se dejaban la piel rompiendo piedras, y donde en 1916 se ejecutaron a varios líderes revolucionarios del Alzamiento de Pascua.
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Fue en Stonebreakers’ Yard donde se ejecutó a varios presos. |
Finalmente tendréis tiempo libre para visitar el museo en el que podréis ver objetos personales de los encarcelados, pero como estaba todo escrito en inglés, no estuvimos demasiado tiempo investigando por allí.
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Callejeando por Dublín. |
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Callejeando por Dublín. |
Después de la impactante visita nos desplazamos caminando hacia la fabrica de la cerveza Guinnes, pasando por delante de dos interesantes iglesias, pero de camino paramos a comer en un restaurante de comida local.
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La Guinness Storehouse con el Gravity Bar en lo alto. |
La
Guinness Storehouse, la fábrica y almacén de la cerveza Guinness, es otro de los lugares imprescindibles que visitar en Dublín, y cuyas entradas es mejor reservar con antelación.
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Una de las puertas de la Guinness Storehouse.
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Convertida en museo, esta antigua fábrica es un templo para los amantes de la cerveza, donde podréis aprender de forma interactiva todos los pasos para la elaboración de su famosa cerveza negra, además de ver objetos míticos de la marca como antiguas botellas, barriles, carteles y el contrato de alquiler de la cervecería firmado por Arthur Guinness en 1759 (un contrato de 9.000 años a razón de 45 libras anuales).
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La visita a la Guinness Storehouse transcurre por siete plantas. |
El recorrido por el edificio, que es por libre y os costará una hora como mínimo, transcurre por sus 7 plantas y terminará en la última planta donde se sitúa el Gravity Bar, en el que te puedes tomar una pinta de cerveza negra bien fresca (un refresco en el caso de los niños), con una de las mejores vistas de Dublín. La visita a la Guinness Storehouse de Dublín es una experiencia imprescindible que os mostrará la historia, el corazón y el alma de la cerveza más emblemática de Irlanda, la Guinness.
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Los ingredientes de la cerveza son agua, levadura, lúpulo y cebada. |
En la primera planta está la tienda de recuerdos de Guinness, con todo tipo de merchandising imaginable. Además es aquí donde está el famoso contrato, y la exhibición que muestra los ingredientes que componen esta famosa cerveza negra (agua, levadura, lúpulo y cebada). Aquí nos recibieron con música en directo y bailes típicos irlandeses.
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Visitando la Guinness Storehouse. |
La segunda planta es más curiosa y bastante visual, repleta de magníficos posters, carteles y demás propaganda de la cerveza a lo largo de su historia, una planta dedicada a la publicidad y el marketing. La visita nos recordó mucho a la que tuvimos el año anterior en
A Coruña (
España), cuando visitamos la fábrica de
cerveza MEGA Mundo Estrella Galicia.
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El marketing es parte esencial de cualquier empresa. |
Las siguientes plantas las pasamos algo más rápidas, en una había un trivial sobre el alcohol, en otra se cuenta la historia de este edificio, sala de catas, etc, además de varios restaurantes con comidas hechas con salsas Guinness (podéis comprarlas en la tienda de souvenirs).
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Y esto es un STOUTie, una pinta con nuestra foto impresa en la espuma. |
Nuestra entrada incluía, además de la consumición del Gravity Bar, un par de STOUTie, que es una pinta impecable de Guinness con nuestro propio selfie impreso en la espuma, todo un puntazo que nos hizo mucha ilusión.
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Vistas de Dublín desde el Gravity Bar de la Guinness Storehouse. |
Finalmente, previo paso por los baños, llegamos al Gravity Bar, posiblemente el mejor bar en la azotea de toda Irlanda, desde donde se obtienen unas vistas panorámicas inigualables de Dublín. Con cada entrada se incluye una pinta de Guinness, pero es difícil encontrar sillas libres (nosotros tuvimos suerte).
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Guinness World Records. |
Terminaré con una curiosidad sobre los famosos récords Guinness, que pertenecen a la misma familia que produce la cerveza, ya que la empresa hoy en día es una multinacional...todo empezó con una discusión entre amigos allá por 1950, cuando Sir Hugh Beaver, uno de los herederos de Arthur Guinness preguntó cuál era el ave de caza más veloz...discusión que desembocó en la fundación de
Guinness Superlatives cuatro años más tarde, cuyos libros cada año incluyen récords cada vez más locos, absurdos e inimaginables.
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